Una empresa de cruceros por las islas griegas, si fuera inteligente, me contrataría para dirigir un club de lectura con un único título: Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer1.
A eso se refiere M. Fisher cuando habla de la capacidad abrumadora del capitalismo para convertir cualquier célula relativamente sana en tumoral2. Lo mismo con los grupos de izquierdas, en especial con los más visibles en el suplemento cultural de la prensa progresista o no.
Desde la Academia y fuera de ella, el posmodernismo, think tank del posfordismo, ha contribuido a la supuesta legitimación de la cultura popular equiparándola a cualquier odioso alegato de Schopenhauer, con Star Wars como caballo de Troya. Al final, todo en pro del realismo capitalista.
En paralelo. Leo en el periódico milanés the Submarine, sobre la Guerra de Ucrania: «ciò che ‘non sarebbe dovuto succedere’ è successo, ciò che non doveva esistere esiste lo stesso«. Entonces, según Aristóteles, la literatura era superior a la historia: su desarrollo no se limitaba a los hechos pasados, sino a cuanto podía acontecer. A partir del Barroco, realidad y ficción, embozadas ya apenas se reconocen. Lacan, después4. William Isaac Thomas5. Hoy estamos todos dentro (o fuera).

Notas
1. Foster Wallace, David.
2. Sontag, Susan. La enfermedad y sus metáforas
3. «Aquello que ‘no debería haber sucedido’, ha sucedido; aquello que no debía existir, existe de todas formas». El original contiene una errata aquí subsanada.
4. Lacan, Jacques. Lo real, lo imaginario y lo simbólico
5. The Child in America: Behavior Problems and Programs
6. Malévich, Kazimir. Nuestras tareas

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