Buenos días lo primero, ya de tarde. Dejad que me ponga achacoso, como Chirbes en sus diarios. Hoy tuve miedo de morirme antes de publicar [las] dos novelas. Yo, que no le temo a la muerte si me trata bonito.
Se me ocurrió también contactar con Brenda, que aceptó una propuesta nada atractiva como es aparecer en ninguna parte, aquí. Es escritora de novelas y de tuits, además de socióloga y economista; y nació en uno de los polos más potentes de la literatura y el pensamiento latinoamericano (global), Ciudad de México.1
Leí sus novelas en la mesa de novedades, con lo que he tenido que hilar de memoria. Perdón, fui genuino. Estúpido y feliz.
Vale.
P: Buenos días lo primero. Me sorprende que se omitan las frases iniciales, el rito social en las entrevistas que aparecen por escrito. ¿Qué tal, pues?
R: Buenas tardes, todo bien. Gracias. Con mucho trabajo, como diría cualquier persona de clase trabajadora. El ocio es un lujo que se me está dando muy poco.
P: En una entrevista como esta, donde yo te envío las preguntas y tú las contestas en la soledad del oficio, tiende a perderse la figura del interlocutor, o a conformarse distinto. ¿Cómo crees que afecta a tus respuestas? ¿Tiene algo que ver con el «proceso creativo»?
R: Sí, aunque el lenguaje es la herramienta en común, la forma en la que expresas tus ideas de forma oral que escrita varía, indudablemente. Personalmente, me gusta más escribir que hablar. Quiero pensar que es parte del proceso creativo, en tanto que, suelo reescribirme en cada entrevista, aunque las ideas principales persistan.
P: Ya era hora de hablar del suicidio. Ceniza en la boca se ha llevado el Premio a Mejor Libro de Ficción, otorgado por la Asociación de Librerías de Madrid2. Parece que los únicos que no están preparados para tratar el tema son los mass media. No te pregunto qué te llevó a escribir sobre la muerte tan turbadora de un ser querido, sino a quién le regalarías este libro.
R: A las y los adolescentes, creo que son las personas más críticas, me gustaría saber qué piensan sobre una señora hablando de adolescencia. Alguien con seriedad tiene que ponerme en mi lugar, que es, básicamente, la incomodidad.
P: ¿Has pensado en la coherencia entre Casas vacías y Ceniza en la boca? ¿Trilogía involuntaria a lo Levrero?
R: Sí es, por supuesto, una trilogía que terminará con la siguiente novela. Tengo muy claros los temas que por ahora me interesan, pero también ya vislumbro otros tantos que me interpelan y que se abren más allá de las voces femeninas, que aunque nunca dejarán de estar de forma transversal, mis interés se están volcando a otros espacios.
Fui consciente de este «universo» cuando decidí poner a Nagore, personaja de Casas Vacías, en Ceniza en la boca, y a la protagonista de la siguiente novela, en Ceniza en la boca y ahí se cerrará el ciclo. Era muy consciente de que Ceniza en la boca era una obra transitoria, que emanaba de una apuesta estética con el lenguaje «latinoamericano» y que tenía que cerrarse con algo más local, para el siguiente proyecto. Mis obsesiones y mis miedos siempre serán los mismos, lo importante es encontrar ángulos distintos para hacer otro tipo de preguntas.
P: Me gusta considerar que la literatura no sirve para nada, como aseveran los padres; «La poesía, señor hidalgo…». Tus libros son un claro ejemplo de ello.
R: La literatura, en tanto lenguaje, sirve para conversar, -como lo estamos haciendo tú y yo, ahora- para conectar palabras, para transformarlas, pero al final, por supuesto que no tiene una trascendencia, nace y muere en nosotras, que en realidad no somos tan importantes.
Notas
1. Tenía una profesora en la carrera que buscaba fotos de las teóricas y autoras que tratábamos. Yo no me acostumbro a hacer eso. Esta es ella, en cualquier caso.
2. Premio Libro del Año 2022 por la citada ALM (en realidad AEECLM – GL) y por el jurado del Premio Cálamo.

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