Apostillas contra uno sentido común

De La enseñanza del subjuntivo en ELE. Una propuesta multicausal


Hablar del subjuntivo como “modo enigmático” (Varela, 2005) me parece un buen intento de darle emoción a una vida de congresos, al menos enunciada fuera de un contexto espiritual, que no descarto se trate del sentido original de la sentencia. Muy griega (¿camusiana?) la postura de Losada de la piedra en el zapato, aunque poco patriótica para una tierra que dio al traste con las huestes de Roldán, de Napoleón y de la Troika (dos medias verdades y una mentira total) (Losada, 2016).

La premisa de que no se hayan dado respuestas satisfactorias a la enseñanza del tal modo (Matte Bon, 2008) es otra expresión lapidaria y nada pragmática, si se me permite la diplomacia. Debe de ser que si no para el resto de cuestiones que nos ocupan en nuestro desempeño habitual, sí para una gran parte de ellas existe ya una respuesta satisfactoria; una afirmación insostenible desde la dialéctica y desde la historia, sin necesidad de grandes aparatos del pensamiento.

En cuanto a Ruiz Campillo y su apuesta por el sentido común (Ruiz Campillo, 2007)… Pues eso, una apuesta. Cabe señalar que la presunción de un sentido común incluye la validación de un sistema que lo sustente y determine finalmente el producto lógico (≠ natural) de dicho proceso (Ballantyne, 2022).1 En la medida en que los argumentos son declaraciones a posteriori sin indicaciones a ningún marco concreto, si bien es verdad que podemos deducirlo de forma lógica, puede considerarse defectuoso o incompareciente.

Un poco orondo en su terminología, Ruiz Campillo. “Libertinaje semanticista” recuerda más bien a arranques de Jesús G. Maestro, lo más parecido a un mitinero en el actual cortejo académico. Uno desde luego simpatiza con lo libertino semanticista, y en caso de apuro se procurara aliados entre el formalismo ruso y la escuela de Frankfurt.

Yendo ahora a la propuesta multicausal del profesor Cabrera, en un primer momento podría objetarse la postergación del componente dialectal a un C2. Es decir, relegar las riquezas del español al ámbito de lo casi mitológico, como es el nivel más avanzado. Escucho, por otra parte, el eco del mandamiento de las necesidades del estudiante, y del eclecticismo y el grado de laxitud de los contextos; es que entonces me quedo sin análisis crítico.

El concepto “matrices inductoras” puedo aceptarlo según el planteamiento de que lo que se oscurece se refuta peor y cosecha más citas. Lo entiendo, no obstante, pero yo ya estoy contaminado por estos ambientes.

¿Es útil para el aula de ELE? Diría que sí, siempre y cuando el docente sea capaz de incorporar otra taxonomía a su propio corpus y ocultarla lo suficiente como para no abrumar a los alumnos o revestirla o hacérselo perdonar. Sin restarle mérito a la teoría y más o menos convencido de su potencial operativo, son múltiples los contenidos que debemos saber bajo esa etiqueta de entrañas y muchos menos los que debemos enseñar (el español, nada menos). Por volver nada más que un momento a Matte Bon, debe suponerse que al menos él ha tenido el tiempo de ocuparse en las formas de trasladar esos conocimientos, aun en una etapa postrera de su formación.

De mi experiencia mínima y, esta sí, inoperante, me ha resultado más convincente, y hablo en términos prácticos, la gramática cognitiva, pese a sus dificultades intrínsecas sobre todo en los niveles iniciales. Señalar aquí el caso de los alumnos migrantes, en concreto de aquellos con nivel “cero-cero” (entiéndase idiomático y cultural); es precisamente el factor cultural el que puede hacer de la gramática significativa una aproximación temeraria, pues que no existe, o lo hace de manera muy parcial, el componente pragmático imprescindible para aprehender los sentidos de una palabra en un contexto determinado.2 En la misma línea, el apartado “2.1.2. Algunas observaciones sobre el componente significativo”, me ha parecido bastante acertado en sus apreciaciones.

En la lectura, me quedo con ganas de un breve desarrollo de la afirmación de Guijarro-Fuentes, de que “el subjuntivo es uno de los aspectos de la gramática española que tienen que ver precisamente tanto con la sintaxis como con la semántica” (Guijarro-Fuentes, 2007), ampliación que considero pertinente en relación con el punto anterior; opinión que con cierta probabilidad compartirá el autor del artículo según indicios estructurales.


A la manera del Magno, espadazo a la madeja de Bosque (Bosque, 1990). Aquí rigen los Sonetos del amor oscuro (García Lorca, 2010). “Que no se acabe nunca la madeja…”.3



Notas
1. No es un tema menor, el de este sentido común circunscrito al realismo capitalista (Fisher, 2016). Antes al contrario, todo gira en torno a ello.
2. No termino de concebir, al menos en el terreno aplicado, lo significativo mutilado de lo pragmático, por lo que no recibirán tratamiento individualizado en este comentario.
3. De El poeta dice la verdad, en Sonetos del amor oscuro.


Bibliografía

Published by

Deja un comentario