Es que me dijo un técnico de empleo que tenía que estar aquí, y pues le hice caso mientras lo consideré un MMO novedoso para mí (videojuego multijugador masivo en línea).
Suelen estar pensados para que les dediques tu vida o tus ahorros, que de lo segundo no tengo, lo que complica lo primero. La consabida cadena (la mecánica principal del asunto).
Estéticamente es más bien feo. El juego, el asunto. Descansa sobre el principio de que la vida es sólo accidental cuando nos conectamos.
La comunidad de jugadores… No diría que es escasamente diversa, pero el humano asoma por poco en las torpezas del avatar o de la estrategia que sigue. Es esta mezcla embriagadora —¿diríamos almizclada?— del Romanticismo y del Barroco. Y el puñetero Oppenheimer.
Y no quiero llamar a nadie idiota; o llamárnoslo a todos, que así estamos en las mismas.1 El juicio igualador de la muerte y distanciador de la risa (Manrique, Rabelais, Bergson, Bajtin). Pero no, no era eso. Para volver a caer en la cuenta de que he mencionado sólo hombres, y de que no puedo echarle la culpa de todo al cansancio.
Que en el peor de los casos, se precipita lo de Ávila y aquí paz y al vino, vino.2
Notas
1. Digo que si somos todos algo, nadie es algo. El resultado: una manera de privarnos de la congoja que nos pertenece. Otra cosa fuera estar todos a una: «¿Quién mató al Comendador?».
2. Y olé.

Deja un comentario