diario de versiones

Prolegómenos

Ojalá hacer un belén a modo de TFM. Me refiero a un aparato narrativo con figuritas que ejemplifique. Aviso de que es un trabajo a todo o nada, porque a los tibios los deja Dante a las puertas del Infierno (Dante, 2018: III), y de que a estos cambios de registro obligan la brevitas y el materialismo dialéctico, si deleuziano (Ballantyne, 2022). Es el materialismo dialéctico la expresión que dotará de rigor al presente trabajo, y no me refiero a los inquebrantables valores científicos de la Filología con los que no puedo estar plenamente de acuerdo; cuya mayúscula atiende a su importe alegórico.[1] Herencia, la de pensar que las humanidades se cultivan sólo por dentro del método científico, que podría rastrearse en una misreading de Maquiavelo desde el iluminismo del XIX y el positivismo del XX.[2] Una lectura que no incorpora lo rico de estas visiones, sino olvida sus fuentes.

Un tribunal, este, es el sitio indicado si aún valoro la universidad como espacio de pensamiento crítico, y la USAL como el lugar específico cuya historia refrenda esta idea en figuras como Miguel de Unamuno y Carmen Martín Gaite.[3] Por eso sostengo que la institución tiene la ocasión de sancionar algo que necesita ser observado.[4] Aunque pude elegir trasladarlo a la Comisión de Calidad, creo que trasciende una herramienta que, por lo demás, puede padecer la fiebre de las valoraciones, esto es, que incorpora la opinión del consumidor a la optimización de un producto de cara a su venta.

En adición y desarrollo del materialismo dialéctico, se ha previsto el uso de herramientas adecuadas al dicho modelo cientificista, que complementa bien los psicologismos que atesoran el debate público también en las aulas. Se recurrirá entonces a estudios homologables, escalas Likert y voces autorizadas que habrán de procurar, de manera simultánea, marco y frente amplio, “una lengua poética capaz de competir en eficacia expresiva y belleza con la literatura latina”, según los preceptos del florentino.[5] Y más: “Beauty is truth, truth beauty,—that is all”.

Sobre el título, la “lenta cancelación del futuro” es una figura recurrente en el libro Realismo Capitalista, del sociólogo Mark Fisher, que apela a la superchería posfordista inoculada por el binomio Thatcher-Reagan e impuesta con la caída del Muro, según la cual “parece más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo” (Jameson ap. Fisher, 2016). A este respecto, cabe dilucidar el papel furiosamente conservador de la izquierda oficialista, en su momento representada por el matrimonio León-Alberti; Grandes-García Montero; y hoy alrededor de la Asamblea de Madrid.

La batalla cultural está rendida de antemano en el reparto de premios. Una estructura estandarizada ―preconcebida, culpable― sería contraria al propósito de este ejercicio, que requiere de un prolongarse rizomático y geológico: “el archivo rizomático y anárquico, anarchivo de carácter estructurable, pero nunca definitivamente estructurado” (Link ap. Olaizola, 2022). Por añadidura, en tanto geológico, lo estilístico cumple aquí también ‒en su forma‒ vocación de contenido.

Vale.

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[1] Para una acepción de ciencia adecuada al contexto productivo, véase Kuhn, 1992.

[2] Misreading en el sentido de “alegre trabajo de destrucción” (Shklovski ap. Volek, 1992).

[3] Me hago ahora cargo de la ironía.

[4] “Trato de hablar de subjetividad, de imaginación, de libertad a la hora de investigar y definir sus temas de investigación. Les digo que están en cuarto y que es el momento para diseñar su propia carrera, apropiarse de las conversaciones, los temas. Pero últimamente no encuentro ninguna emoción, sólo cansancio” (Torres, 2022). Y: “Son conscientes de que las cosas andan mal, pero más aún son conscientes de que ellos no pueden hacer nada al respecto. Sin embargo, este ‘conocimiento’, esta reflexividad, no es el resultado de la observación pasiva de un estado de cosas previamente existente. Es más bien una suerte de profecía autocumplida” (Fisher, 2018).

[5] Dante, 2018.