Ay, qué desencanto,
si me borrara el viento lo que yo canto.
Chicho Sánchez Ferlosio. Gallo rojo, gallo negro
Aquí hacemos con los perros lo que hacemos con los hijos: convencernos de que son los únicos que nos entienden- y mandarlos a la guerra.
Preparamos de noche a los hijos para los muertos. Los despedimos diciendo: Dios te ha salvado, y mañana serás santo atado a nuestros responsos.

Deja un comentario